jueves, 8 de abril de 2010

Sangriento golpe de Estado civil en Kirguistán


Tras una mañana convulsa -que habría dejado unos cien civiles muertos en enfrentamientos- la oposición política de la pequeña república centro asiática de Kirguistán asumió ayer el poder tras derrocar al Presidente Kurmanbek Bakíev, quien habría abandonado la capital, Biskek.
“El poder de la república lo controla la oposición. El Presidente se encuentra no se sabe dónde”, señaló Rosa Otunbáyeva, ex ministra de Exteriores y jefa del gobierno de unidad popular formado por la oposición, a la agencia rusa Interfax.
El Primer Ministro Daniar Usenov, también habría renunciado. “Firmó su renuncia y me la entregó. Nos distribuiremos las principales carteras y cumpliremos con nuestras funciones para garantizar la estabilidad del país”, dijo Otunbáyeva que en 2005 ya había participado en la rápida Revolución de los Tulipanes, que derrocó al primer Presidente del país tras la independencia de la desaparecida Unión Soviética en 1991 y puso en el poder a Bakíev.
Horas antes, las calles de Biskek habían sido escenario de disturbios entre los manifestantes y la policía. Los enfrentamientos más sangrientos ocurrieron en las inmediaciones de la sede del gobierno, donde los manifestantes intentaron entrar, tras asaltar el Parlamento y la Fiscalía General.
Las derrocadas autoridades habían hablado de 40 muertos, aunque fuentes opositoras elevaron la cifra a más de cien.
La gestión de Bakíev ha sido muy criticada por el propio sector que lo llevó a la Presidencia en 2005.
Los disturbios de ayer fueron el punto culminante de una ola de protestas de sus ex aliados que acusan al gobierno de violación de los derechos humanos, de autoritarismo y de mala administración económica.
Rusia y Estados Unidos, que tienen bases en esta república de 5,3 millones de habitantes, instaron a la calma.
“Llamamos a todas las partes a respetar el Estado de derecho y resolver las diferencias en forma pacífica y legal”, dijo el portavoz del Departamento de Estado, Philip Crowley.
En tanto, la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, se declaró preocupada y exhortó al gobierno y a la oposición de ese país a la “moderación” y al diálogo.
Asimismo, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, lanzó un nuevo llamado “instando al diálogo y a la tranquilidad para evitar más derramamiento” de sangre.

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