lunes, 19 de noviembre de 2007

DDHH como tema país

Camila Maturana
Corporación humanas

Es lamentable la falta de comprensión que ciertos sectores han exhibido ante la relevancia que tiene para Chile ser parte de los principales instrumentos internacionales que protegen los derechos humanos. El liderazgo que nuestro país aspira a ejercer ante la comunidad de naciones y el ejemplo de fortalecimiento y estabilidad de sus instituciones queda en cuestión al impedirse la ratificación de la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada, rechazada por la UDI y por gran parte de RN.
Pese a que los más altos dirigentes partidarios acompañaron a la Presidenta Michelle Bachelet a la Asamblea General de la ONU en septiembre, respaldando la postulación chilena al Consejo de Derechos Humanos, dicho compromiso ha sido desconocido en los hechos. Esto expone una falta de comprensión de la naturaleza y las características de los temas país. El respeto pleno de los derechos y libertades fundamentales de las personas -como lo expresa nuestra Constitución- corresponde a todos y cada uno de los órganos del Estado, no a un sector. Aunque es la Presidenta quien conduce las relaciones internacionales, el ejercicio de esta función convoca a todos los poderes del Estado: el Congreso Nacional tiene una labor fundamental en la concreción de tales relaciones y de sus políticas derivadas. Por ello, resulta tan grave la falta de congruencia de la UDI y de RN, que pretenden desconocer la evolución internacional de los derechos humanos y se oponen a la ratificación de tratados consensuados para la protección de las personas.
La aspiración legítima de pertenecer al Consejo de DDHH exige mínimos estándares de idoneidad y compromiso con estas garantías, en el país y hacia el mundo, según exige la propia Resolución Nº 60/251 de la Asamblea General de la ONU. No obstante, la falta de ratificación de un conjunto de instrumentos internacionales de derechos humanos enreda gravemente dicha idoneidad: la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas; la Convención sobre Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y los Crímenes de Lesa Humanidad, el Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura, el Protocolo Facultativo de la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, el Convenio Nº 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y el Estatuto de Roma que crea la Corte Penal Internacional. Se trata de tratados imprescindibles en materia de derechos humanos, que están pendientes en el Congreso Nacional. La pertenencia a la comunidad civilizada de naciones que son parte de estos instrumentos internacionales que protegen los derechos de las personas, no puede omitir la ratificación de tales convenciones. La protección nacional e internacional de los DDHH es central en la democracia y el Estado de derecho. Lograr estándares adecuados en dicha protección es tarea del Estado, constituye un tema país. Esta protección es una tarea nacional y ningún actor político puede permanecer al margen de esto. Al menos, no sin arriesgar la credibilidad de Chile ante la comunidad internacional, en especial en lo que se refiere al funcionamiento y estabilidad de sus instituciones.
La imagen de Chile está severamente comprometida por la falta de visión que existe sobre cuáles son los temas país que exigen amplios consensos. Es de esperar que primen los valores democráticos, que declaran todos los partidos, como el respeto a la persona y sus derechos y libertades fundamentales, y se aprueben los instrumentos internacionales pendientes de debate en el Congreso.

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