Carta publicada en La Tercera, jueves 17 de Julio de 2008.
En Chile, las Organizaciones de DDHH hemos visto con preocupación el abandono por parte del Ejecutivo y el Congreso de la Agenda de DDHH anunciada por la Presidenta Michelle Bachelet y que, una y otra vez, ha quedado relegada por la coyuntura. Esta agenda contiene profundas necesidades jurídicas, sociales, económicas y culturales no cubiertas por nuestra democracia todavía y que, más allá de sanear errores del pasado, viene a cimentar bases para un futuro basado en el respeto y promoción de los derechos y garantías de todas las personas. Así, el nulo avance de proyectos de ley como la modificación al artículo 93 del código penalchileno , que busca evitar la prescripción de la acción penal en materias de DDHH; la aprobación y ratificación pendiente de diversos Tratados Internacionales (Torutra, TPI); la nulidad del Decreto Ley de Amnistía que exculpa los crimenes de la Dictadura de Augusto Pinochet y; el traspaso de los beneficios de reparación a los hijos, nietos, viudos y viudas de los presos políticos; sin olvidar el fiasco público que ha significado la creación del Instituto de DDHH en el que se comprueba el ánimo indolente que, en verdad, convoca a nuestros legisladores sobre estos temas. El tiempo juega en contra del recuerdo, las encuestas de opinión ciudadana tanto en Chile como en el mundo muestran cómo los ciudadanos se están olvidando peligrosamente de los DDHH (los del pasado y los del futuro), apareciendo nebulosos, lejos de sus preocupaciones comparados con las fluctuaiones del dólar, la inflación, el transporte, las cruces en los actos públicos, etc. Mientras los únicos logros en materias de derechos humanos sigan siendo la creación de ambiguos memoriales artísticos que no le dicen nada a la ciudadanía y la instauración de un día del año para restringir la persistencia de los aún detenidos desaparecidos, estaremos confabulando como sociedad para que las violaciones, antiguas, presentes y futuras a los DDHH sean apartadas de lo que consideramos crimen o delito y pasen a mal decorar nuestra memoria histórica, tal como el cruel error de identificación sobre los DD.DD. o como aquellas dos sillas olvidadas junto a la carretera cerca de la entrada de Santiago de Chile.
Néstor Morales T.
Director Ejecutivo Observatorio DDHH- Chile
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