Publicado en La Nación, Jueves 04 de septiembre de 2008
Con la decisión del Ejecutivo de retirar el tantas veces vapuleado proyecto de Ley que crea el Instituto de Derechos Humanos (DDHH) se generan dos efectos, a mi juicio perniciosos. El primero tiene relación con la razón material por la cual es retirado: ésta es la falta de apoyo a este proyecto de quizás la más emblemática organización de derechos humanos en nuestro país, la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), que argumenta su rechazo porque no se incorpora la facultad de persecución de violadores de los derechos humanos en esta institución, descontinuando así la labor de las comisiones Rettig y Valech que ahora realiza el Programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior.
El segundo se vincula con los efectos subjetivos que se producen en nuestro país sobre el conjunto de cuestiones relacionadas con los derechos humanos, relegando la problemática sólo a un sector político (la izquierda), sólo a un tipo de violaciones de estos derechos (los de la dictadura) y el Estado de Chile, generándose con todo ello una muy mala propaganda en el mundo respecto de nuestra visión sobre los derechos fundamentales de las personas.
Chile carece y seguirá careciendo durante largo tiempo de una verdadera política sobre derechos humanos, permitiendo de esta manera que persistan episodios como el hacinamiento carcelario, los de la violencia policial, las prácticas que dañan los derechos a la salud y a un medio ambiente libre de contaminación. Y manteniendo presentes los crímenes de la dictadura aún sin nombres, sin cuerpos y sin justicia con esta decisión por mucho tiempo más.
El segundo se vincula con los efectos subjetivos que se producen en nuestro país sobre el conjunto de cuestiones relacionadas con los derechos humanos, relegando la problemática sólo a un sector político (la izquierda), sólo a un tipo de violaciones de estos derechos (los de la dictadura) y el Estado de Chile, generándose con todo ello una muy mala propaganda en el mundo respecto de nuestra visión sobre los derechos fundamentales de las personas.
Chile carece y seguirá careciendo durante largo tiempo de una verdadera política sobre derechos humanos, permitiendo de esta manera que persistan episodios como el hacinamiento carcelario, los de la violencia policial, las prácticas que dañan los derechos a la salud y a un medio ambiente libre de contaminación. Y manteniendo presentes los crímenes de la dictadura aún sin nombres, sin cuerpos y sin justicia con esta decisión por mucho tiempo más.
Néstor Morales T., director ejecutivo del Observatorio DDHH
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